Con un equipo pequeño pero comprometido, la fundación moviliza voluntarios, crea alianzas y transforma comunidades.

Funda Verde opera con una estructura mínima: Wilhelm Peters, delegado ejecutivo y la administradora de proyectos, Kelly Poyser, llevan el liderazgo operativo. Un asistente los apoya en tareas puntuales.

Aun así, la fundación ejecuta proyectos en múltiples regiones, gestiona voluntariado, genera contenido y mantiene viva una red de aliados.

“Nuestro objetivo es ser gestores de bienestar”, expresó Peters. “Organizamos esfuerzos que ya existen para que no trabajen por separado, sino en conjunto”.

La fundación también promueve espacios de participación ciudadana a través del voluntariado y pequeñas ventas de productos como plantas o abono. Además, extienden una invitación abierta a presentar ideas comunitarias: “Nosotros no decimos que no a nada, siempre que tenga sentido”, concluyó.

Con cada proyecto, Funda Verde demuestra que el verdadero cambio no depende del tamaño del equipo, sino de la profundidad del compromiso.